miércoles, 4 de enero de 2012

La Bienal Rufino Tamayo

La Bienal de Rufino Tamayo si bien es uno de los pocos eventos que sirven para dar un repaso sobre la pintura contemporánea del país destacándose de cierta forma por ser propositiva en cuanto a técnicas, corrientes, temáticas, tendencias etc. Esta última emisión resulta ser un tanto confusa, débil y decepcionante para muchos visitantes del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) actual sede del evento.

El espacio es hermosamente impecable, tradicional y contemporáneo, sin embargo en una entrevista publicada en el periódico Universal a Jorge Contreras, actual director de MACO,  menciona que esta emisión de la Bienal los premios han sido otorgados a los artistas jóvenes por su calidad de ejecución y no a los artistas reconocidos como en las emisiones pasadas.

Será de cuestionarse si realmente es como Jorge menciona, considero que en estos tiempos no se puede decir que un artista es joven o viejo en cuanto a trayectoria o edad, si se ha de juzgar la obra bajo un criterio de competencia, concurso o convocatoria, es evidente que estando ya el 2012, el concepto y las técnicas pictóricas de una obra artística contemporánea no residen de los propios artistas, no vivimos en los tiempos en donde el artista es el propio creador técnico de sus obras, y no como arremete David Hockney a Demien Hirst; c´mon! todos luchamos, competimos y nos confrontamos en un mismo juego.

Igualmente podría ser de cierta forma cuestionable los criterios de selección y premiación del jurado, sin embargo esta deficiencia en cuanto a calidad artística no es propiamente consecuencia de ellos; más bien, esta emisión es un reflejante de la deficiencia en la educación y en la cultura del país. Y si… este mismo problema de la Bienal Rufino Tamayo se ha mostrado con anterioridad en varios eventos de este mismo corte.

Lo que realmente es de reconocerse, es la gran participación de artistas que no quedaron seleccionados, que bajo el contexto actual del país, es de aplaudirse de pie a la insistencia y necedad en integrarse y pertenecer al circuito artístico; al final siempre los bordes entre sí encuentras el valor o te vale, quedan etéreos bajo cualquier contexto.